*Publicado originalmente en Supernovarock.cl el 2 de septiembre de 2013.*
Había mucha expectación por ver a Beach House, uno de los grupos más importantes de la escena musical internacional actual. La banda vino a Santiago (1 de septiembre de 2013) en la cúspide de su carrera, y por muy sencillos que sus integrantes quieran permanecer, es la banda alternativa del momento que con ‘Bloom’, su último trabajo de 2012, encabezó varias listas de mejor disco de ese año en sitios especializados.
El show, que se retraso una hora por problemas en la llegada de los equipos desde Brasil, partió exacto a las 21:30 horas, con nada de estridencia los integrantes entraron sin gran anuncio en la oscuridad y así permanecieron interpretando ‘Wild’ y ‘Gila’. Y a pesar de tener ganada la complicidad con el público desde un principio, recién en ‘Lazuli’ se les pudo apreciar físicamente, antes un juego de luces opaco y la oscuridad anunciaban una noche especial, y espacial.
Porque toda esa onda old-fashion que tiene Beach House, no tiene que ver con la apariencia de un estilo de moda, el sonido en el teclado de Victoria Legrand es un viaje al pasado, pero en las armonías de la guitarra de Alex Scally se hace contemporáneo. Son una extraña prueba de que se puede hacer vieja música como si fuese la más original y propia y de paso, llevar a sus oyentes en un bello viaje dentro y fuera de la realidad.
Su originalidad se centra en Legrand y ese rasposo tono de voz que ella histrionisa tan perfectamente. Quizás una de las mejores performance en vivo femeninas de la nueva generación de cantantes. Todo esto se amalgama con un Scally concentrado y preocupado de mantener el sonido integro de la banda, acompañado solo por el baterista Daniel Franz, lo que demuestra que no es necesario un monton de gente en el escenario para llenar el espacio sonoro de manera potente. Con ‘Norway’, ‘Used To Be’, ‘Other People’, ‘Lover Of Mine’, ‘New Year’ ya estaba todo dado, en una hora y cuarenta minutos aproximadamente la banda paso por los temas más reconocidos de “Bloom” y “Teen Dream”, agregando ‘Master Of None’ de su primer disco homónimo de 2006, y ‘Gila’, ‘Heart Of Chambers’ y ‘Astronaut’, del “Devotion” de 2008.
Llenos de matices y simplezas al mismo tiempo, Beach House crea una atmosfera donde la presentación de formato pop por momentos se transforma en un art-rock delicado y elegante, tan natural que da la sensación de cotidianeidad. En el universo Legrand-Scally, la música vive y se presenta en un esquema visiblemente frío y bien definido pero contradictoriamente cálido y espontaneo, y dentro del actual espectro musical lleno de mujeres disfrazadas en tacones gigantes, y músicos tratando forzadamente de ser pioneros cuando ya casi todo está inventado, Beach House parece un pequeño y hermoso paraíso virginal, sus integrantes tomaron lo mejor de la música terrenal y la elevaron sobre el cielo, dejándola flotar para nosotros poder escaparnos a esta pequeña casa en la playa, pero ubicada mas allá en el espacio.
No hay más intención que ser 